Madres de América
1944
Oleo sobre hardboard
75 x 103 cm

El mar
s/f
Óleo sobre tela
80 x 47 cm

Canal Veneciano
1937
Óleo sobre tela
80 x 100 cm

The Mechanic Angels
1975
Lápiz color sobre papel
75 x 50 cm

Descendiemiento (Catedral de Florencia)
1953
Óleo sobre tela
105 x 65 cm

Figuras
1959
Témpera sobre papel
53 x 32 cm

Sin título
1968
Lápiz color sobre papel

Concetto Spaziale, Attese. Passa un jett, che voglia di partire per l´infinito
1962
Óleo y tajos sobre tela
65 x 54 cm

Sin título
1959
Témpera sobre papel
71 x 51 cm

Sin título
1965
Acrílico sobre tela
135 x 166 cm

Alfredo Bonino. Reminiscencias de un espacio

junio 2013
Texto: Ana María Battistozzi

Artistas: Roberto Aizenberg; Juan Batlle Planas; Aquiles Badi; Viviana Blanco; Marcelo Bonevardi; Horacio Butler; Gertrudis Chale; Jorge De la Vega; Lucio Fontana; Raquel Forner; Enio Iommi; Sarah Grilo; Antonio Fernández Muro; Rómulo Macció; Georges Mathieu; Luis Felipe Noé; Josefina Robirosa; Kazuya Sakai; Miguel Carlos Victorica

La Galería Bonino,
descenso al mundo público y privado de un “marchand”

El ambiente de la Galería se iba  descubriendo de  poco a medida que se descendía por la escalera. Primero, a través de una ventana practicada al nivel de la escalera. Y luego por una serie de espejos que enfrentaban la entrada y el interior desde distintos ángulos. Las perspectivas que ofrecían anticipaban por un lado la visión de la sala desde el descanso de la escalera y por otro proyectaban al interior los árboles y la gente que circulaba por la vereda. Mientras tanto, al continuar su descenso el visitante tenía la primera visión abarcadora del interior a través de  una ventana en la pared.  

Atento a los más mínimos detalles, Alfredo Bonino buscó ofrecer a los visitantes del  nuevo local de la calle Marcelo T de Alvear que inauguró su galería en  1971, una percepción renovada,  minuciosamente dosificada y sobre todo distinta. Justamente al recorrer ese espacio – que hoy pertenece a la fundación Klemm y, tras el cierre de Bonino en 1979, ocuparon oportunamente las galerías del Buen Ayre y Del Retiro- surgió la  idea de rendir homenaje al galerista que  lo pensó con esmero y preocupación.  Pero sobre todo a los climas que supo generar que han quedado en la memoria del lugar.  

Como cabía suponer, el recuerdo de Bonino se impuso en las primeras instancias de ese recorrido. No sólo por haber sido el primero en haber hecho pie en este espacio que tantas reminiscencias aportó al trajín del mundo del arte porteño, sino por haberlo concebido como espacio específico cuya presencia se impuso  a través del tiempo.[...]

                                                                                                                                                Ana María Battistozzi
mayo 2013