Premio Trabucco 2019 - 2020

El Premio Trabucco, que la Academia Nacional de Bellas Artes organiza y discierne, honra a su generoso benefactor el pintor Alberto José Trabucco.

El Premio es otorgado anualmente y está destinado en forma rotativa a una especialidad diferente de las artes visuales: Pintura, Grabado, Escultura, Dibujo y Otros Soportes.

La Academia selecciona a los 10 artistas intervinientes, otorgando al ganador un Premio Adquisición y disponiendo la donación de la obra premiada a un museo argentino, de jurisdicción nacional, provincial o municipal.

La presente edición está dedicada Otros Soportes, siendo invitados los artistas que figuran en este catálogo. La disciplina fue incorporada en 2014: la ganadora en tal oportunidad la artista Mariela Yeregui, con la instalación de- nominada “Hay cadáveres” que fue donada al Museo Municipal de la Memoria de Rosario (S.F.).

La Academia Nacional de Bellas Artes y la Fundación Trabucco agradecen a la Fundación Klemm la cesión de sus acreditados salones para la exposición de las obras presentadas.

GUILLERMO SCARABINO 

Presidente ANBA

Esta segunda edición del Premio Trabucco “Otros Soportes” ratifica la voluntad de la Academia nacional de bellas Artes de seguir avanzando hacia el futuro, dando lugar también a formatos no canónicos.

Es evidente que la dinámica de la historia de arte es la evolución, tratar de encontrar algo más que lo heredado a través la tradición. La práctica artista posee una capacidad singular de avizorar y hasta anticipar el espíritu de los tiempos. Al cuestionamiento del marco o el pedestal como dispositivos simbólicos se le fue sumando una particular onda expansiva espacial y conceptual expresiva hacia el objeto, la instalación, la ambientación, el sitio específico, que testimonian un deseo de salirse de esquemas y lugares comunes. Ha habido un persistente trabajo sobre el uso de materiales no tradicionales, hasta efímeros, que carecen de la tipificación de nobleza de la tradición. Como nada puede serle ajeno al artista actual, este se ha convertido en un constante buceador y experimentador. Parecería que esta ampliación del “deber ser y hacer del arte” resultaría un correlato de la ampliación de la conciencia del mundo.

Durante todo el siglo XX el arte ha remitido y utilizado el mundo de la tecnología tanto como medio expresivo como con sentido crítico, como una manera de dar vuelta y revertir las convenciones de sus prácticas. esto explotó a mediados de siglo de una manera exponencial y acelerada. en la Argentina fue creciendo sin pausa desde la década del 80 a pesar de las ingentes dificultades económicas y la ausencia de políticas en las instituciones de brindar posibilidades de exhibición. es difícil y ambiguo pensar en una categoría que incluya manifestaciones no determinadas por la tradición histórica, pero que indudablemente la citan y reformulan y que son frecuentadas desde hace alrededor de medio siglo.

En esta ocasión se han invitado a diez artistas, de distinto rango etáreo y trayectorias. sus obras son altamente representativas de lo que vienen haciendo estos últimos años. en esta versión de otros soportes participan creadores no exclusivamente porteños. un chaqueño, Juan Sorrentino, quien desarrolla su carrera entre buenos Aires, resistencia y el mundo, Eugenia Calvo que vive y trabaja en rosario y Valeria Conte Mac Donell que habita y crea en San Martín de los Andes, Patagonia.

Las diez piezas proponen lecturas diversas, a la vez que testimonian tendencias y constantes del arte de hoy de una manera incontestable.

Una fuente del presente, de gran relevancia es la referencia a la historia nacional, con especial hincapié en la conquista escrita con grasa 0 sangre, cuya cita aparece en la obra miniminalista del display instalativo de Cristina Piffer Des/inventArio.

La puesta en escena sonora, visual y envolvente de Valeria Conte Mac Donell propone en cómo Abandonar un Barco, un ensayo del detrás de la escena de una obra teatral mítica en la que la autora encarna un Deux ex Maquina.

La propiedad de todo, video instalación de Gabriela Golder apunta a la justicia poética de un hecho histórico aberrante retomado por la dramaturgia de Darío Fo y Franca Rame, que en este video-diálogo es recuperado como traditio, generacional o pase de manos, vector de utopía.

Hay en la pieza electrónica Tejedor la de Diego Alberti un encuentro entre el pasado y el futuro. los patterns de los tejidos prehispánicos encuentran su contrapartida en la tecnología de punta. nada se pierde todo se transforma.

Silvia Rivas en su video instalación Trinchera aporta, como le es habitual, un refinado manejo de la composición, además de un uso contundente de la metáfora, en este caso, tanto la resistencia como la resilencia colectiva inspirada en el pensamiento de Hanna Arendt.

La instalación sonora de Juan Sorrentino Quinche pertenece a una serie que, en distintas escalas simboliza las fuerza grietas que ineludiblemente se irán resquebrajando fácticamente, quien quiere oír que oiga. esa deconstrucción se contrapone a la propuesta modular Galumphing de Rubén Grau que dialoga constantemente con los materiales, con la manualidad, las palabras, el reciclado más un afán lúdico que precede toda creación.

En la obra de Eugenia Calvo los muebles avanzan o se apilan, invaden o son invadidos. Fortuna es un objeto enigmático, casi surrealista, closet precintado que inquieta no solo por lo que muestra y esconde sino por la particular relación que genera en el espectador que la recorre.

Dos obras constituyen rompecabezas inconclusos acerca de la naturaleza aludiendo a los inefables procesos de nuestro hábitat, Teatro Científico Pablo Lapadula concibe con una serie de piezas para reconstruir con azarosa mirada y sin narrativa fija, un modelo de naturaleza poética y visiva. Florencia Levy desde su posición de testigo del mundo y artista viajera con Lugar Fósil apela a un ácido y apocalíptico relato plural de pantallas superpuestas que interrogan nuestro devenir.

El desafío será ahora verlas desplegadas en el tiempo y en el espacio expositivo.

GRACIELA TAQUINI